A los perros no hace falta que se les diga que tienen que bailar. Ellos ya lo hacen cuando nadie les ve. Algunos llevan el ritmo en la sangre y no pueden evitarlo.
A los perros no hace falta que se les diga que tienen que bailar. Ellos ya lo hacen cuando nadie les ve. Algunos llevan el ritmo en la sangre y no pueden evitarlo.