No es bueno obsesionarse con ningún videojuego, por bueno que sea. Al final te lo tomas tan en serio que hasta tu hijo no puede mear tranquilo pensando que se encuentra en plena misión.
No es bueno obsesionarse con ningún videojuego, por bueno que sea. Al final te lo tomas tan en serio que hasta tu hijo no puede mear tranquilo pensando que se encuentra en plena misión.