¡Qué malos son algunos padres! Disfrutan viendo a sus hijos comiendo limón. La cara que se les suele quedar no tiene desperdicio. Lo pudimos comprobar hace unos años.
¡Qué malos son algunos padres! Disfrutan viendo a sus hijos comiendo limón. La cara que se les suele quedar no tiene desperdicio. Lo pudimos comprobar hace unos años.