Hay ostias que se ven venir y no se pueden evitar. No me quiero ni imaginar cómo se rebozaría por la arena este jovencito ciclista que un día aprendió que no se puede volar.
Hay ostias que se ven venir y no se pueden evitar. No me quiero ni imaginar cómo se rebozaría por la arena este jovencito ciclista que un día aprendió que no se puede volar.