Cuando las ganas de mear aprietan, cualquier lugar es bueno para quedarse a gusto. Si encima eres un niño y puedes mearte en la furgoneta de la policía sin que te digan nada, mejor que mejor. Siempre lo podrá contar a sus amigos cuando sea mayor.
Cuando las ganas de mear aprietan, cualquier lugar es bueno para quedarse a gusto. Si encima eres un niño y puedes mearte en la furgoneta de la policía sin que te digan nada, mejor que mejor. Siempre lo podrá contar a sus amigos cuando sea mayor.