La casa de un político español está llena de billetes robados. Nosotros pagamos los impuestos y ellos se encargan de gastárselos en cenas, coches de lujo y viviendas con piscina. Lo malo es que no nos quejamos lo suficiente.
La casa de un político español está llena de billetes robados. Nosotros pagamos los impuestos y ellos se encargan de gastárselos en cenas, coches de lujo y viviendas con piscina. Lo malo es que no nos quejamos lo suficiente.