A Albert no le darán el premio de gato más simpático del mundo, desde luego. Destaca por su cara de mala leche, pero también por su pelaje, más parecido al de una oveja que al de cualqueira de su especie.
A Albert no le darán el premio de gato más simpático del mundo, desde luego. Destaca por su cara de mala leche, pero también por su pelaje, más parecido al de una oveja que al de cualqueira de su especie.