Cuando son pequeños, los gatos creen que cualquier cosa puede suponer una amenaza para ellos. Por eso no se lo piensan dos veces a la hora de atacar a una mano como si fuera lo más peligroso del mundo.
Cuando son pequeños, los gatos creen que cualquier cosa puede suponer una amenaza para ellos. Por eso no se lo piensan dos veces a la hora de atacar a una mano como si fuera lo más peligroso del mundo.