En ciudades como en Barcelona se hace muy difícil caminar sin ver palomas a tu alrededor. Por eso no es de extrañar que los niños se pongan de los nervios, sobre todo si una de ellas se acaba de cagar encima tuyo.
En ciudades como en Barcelona se hace muy difícil caminar sin ver palomas a tu alrededor. Por eso no es de extrañar que los niños se pongan de los nervios, sobre todo si una de ellas se acaba de cagar encima tuyo.