Los jovenes que nos visitan lo sabran muy bien. En toda discoteca existe un gordo que no para de bailar y lo peor de todo es que tiene ritmo. En este caso, el hombre está en su casa pero da el pego.
Los jovenes que nos visitan lo sabran muy bien. En toda discoteca existe un gordo que no para de bailar y lo peor de todo es que tiene ritmo. En este caso, el hombre está en su casa pero da el pego.