Un amigo mío me dijo que ya estaba cansado de vivir en Barcelona. El ajetreo de la Ciudad Condal le puso de los nervios y decidió buscarse una casita en la montaña. Ahora ya no se queja del ruido de los coches.
Un amigo mío me dijo que ya estaba cansado de vivir en Barcelona. El ajetreo de la Ciudad Condal le puso de los nervios y decidió buscarse una casita en la montaña. Ahora ya no se queja del ruido de los coches.