Este invento es de lo más curioso que he visto. El perro, llamado Jerry, no necesita a nadie que le ayude para poder jugar con una pelota de tenis. Va colocando la pelota en una máquina que se la lanza lejos para que la vaya a buscar. Acabará muy cansado, pero será él y no el dueño quien decida cuando se termina el juego.