No hay que darle más vueltas al tema: la reencarnación existe. Lo hemos podido comprobar en este conejo que se convirtió en un ser humano después de morir. De la misma forma, podemos decir que Rafa Nadal fue un carpincho antes de nacer.
No hay que darle más vueltas al tema: la reencarnación existe. Lo hemos podido comprobar en este conejo que se convirtió en un ser humano después de morir. De la misma forma, podemos decir que Rafa Nadal fue un carpincho antes de nacer.