Los monos se parecen mucho a nosotros (o nosotros nos parecemos mucho a ellos). Por eso no es de extrañar que también bostecen como cuando cuando estamos en clase o en el trabajo.
Los monos se parecen mucho a nosotros (o nosotros nos parecemos mucho a ellos). Por eso no es de extrañar que también bostecen como cuando cuando estamos en clase o en el trabajo.