A los niños les encantan las cebras, más que nada cuando las ven en el zoo o por televisión. Sin embargo, tener una a un palmo no parece ser lo más divertido del mundo.
A los niños les encantan las cebras, más que nada cuando las ven en el zoo o por televisión. Sin embargo, tener una a un palmo no parece ser lo más divertido del mundo.