Si tu jefe te toca mucho las narices, siempre estás a tiempo de destrozar su superdeportivo ante un buen número de personas que lo celebran.
Actualización: La historia cierta es que el propietario de este Lamborghini Gallardo decidió destrozarlo para demostrar su enfado con la marca italiana. Lo más increíble de todo es que cuesta nada más y nada menos que medio millón de euros.