Si a Wally le da por jugar al escondite seguro que no lo encuentra ni Dios. Lo malo es que puede terminar muerto de hambre. Eso sí, como campeón del mundo del escondite, arrebatándole a Osama Bin Laden ese privilegio.
Si a Wally le da por jugar al escondite seguro que no lo encuentra ni Dios. Lo malo es que puede terminar muerto de hambre. Eso sí, como campeón del mundo del escondite, arrebatándole a Osama Bin Laden ese privilegio.