Las sombras, al igual que las apariencias, engañan. Te puedes frotar las manos a la vuelta de la esquina pensando que viene una mujer explosiva con una bolsa de la compra. Sin embargo, nada es lo que parece.
Las sombras, al igual que las apariencias, engañan. Te puedes frotar las manos a la vuelta de la esquina pensando que viene una mujer explosiva con una bolsa de la compra. Sin embargo, nada es lo que parece.